1. Profesor vs Tutor. La Función Docente en Espacios de Formación Online

La adaptación al EEES supone la adopción de profundos cambios en los papeles a desempeñar por parte de los actores que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En primer lugar, los estudiantes deben adoptar un papel de mayor protagonismo e implicarse de manera activa en este proceso en lugar de permanecer pasivamente a la espera de recibir los conocimientos que el docente les proporcione. La participación activa en el proceso formativo favorecerá la adquisición de competencias y destrezas por parte del estudiante, mucho más allá de la mera adquisición de conocimientos. Adquieren protagonismo, frente al simple “saber”, realidades como “saber por qué…”, “saber cómo…” o “saber para qué…”. He ahí la diferencia entre “saber” y “saber hacer”, que es lo que conduce precisamente a la adquisición efectiva de dichas competencias y destrezas.

 

Por su parte, el docente debe adoptar una posición que favorezca este nuevo papel que el estudiante está llamado a desempeñar (y en el que inicialmente no se sentirá especialmente cómodo, por cierto). Para ello, ha de dejar de ser un simple transmisor de información para convertirse en alguien que estimula, monitoriza, sigue la tarea de aprendizaje, propone retos para su solución tanto de forma individual como en equipo, resuelve problemas de aprendizaje que se producen durante el proceso, etc. La figura docente se convierte, más que en un “simple” profesor, en un Tutor, un Mentor del proceso formativo de sus estudiantes y, en última instancia, es el garante de que el estudiante adquiera las competencias y destrezas necesarias para desenvolverse profesionalmente gracias a la formación recibida en la materia de que se trate.
 

Todos los actores que intervienen en la formación, docentes y estudiantes, se ven sometidos a un auténtico cambio de paradigma del que dependerá en buena medida el éxito o fracaso de la adaptación al EEES. Pero, ¿qué tiene que ver el uso de métodos y herramientas de formación en red en este proceso?
 

Cuando hablamos de formación en red, formación online o eLearning, con frecuencia se olvida que lo más importante del término no es la “e” sino el aprendizaje (learning). La formación online, por tanto, no es sólo tecnología sino también tecnología. Esta diferencia de matiz debe hacernos reflexionar sobre la importancia del factor humano en la formación en red para evitar caer en el error que ha originado buena parte de la mala reputación atribuida al eLearning. Tampoco ha contribuido muy positivamente el hecho de que se haya asociado eLearning con formación a distancia y se hayan adoptado para aquél los métodos y estrategias de ésta. La formación en red posee sus peculiaridades, algunas de las cuales la asemejan a la formación presencial, otras a la formación a distancia, pero todas juntas hacen de este tipo de formación constituya un escenario específico que requiere de sus propios métodos, sus propias estrategias y dinámicas de comunicación y nuevos roles o actores para un desarrollo eficiente.


Figura 1. Consideraciones falaces del eLearning


Es importante tener en cuenta que en la formación en red prácticamente no existe el “tiempo docente”, entendido como un intervalo destinado por el profesor a impartir conocimientos. Esto no sólo ocurre en contextos como el de la Universidad de Salamanca, donde más del 95% de la formación impartida en el Campus Virtual Studium se ofrece como complemento a la docencia presencial y, por tanto, la transmisión de conocimientos se produce en un espacio presencial, físico. Incluso en iniciativas de formación completamente online el docente sustituye sus “lecciones presenciales” o clases magistrales por contenidos digitales donde se encuentra toda esa información.

Es cierto que el docente debe emplear una gran cantidad de tiempo en elaborar los materiales didácticos (aunque estos pueden ser reutilizados y, por tanto, el esfuerzo inicial puede verse recompensado a medio plazo). Sin embargo, una vez iniciada la actividad con los estudiantes, el docente no debe excusarse en que su tarea ha concluido con la elaboración de esos materiales que equivalen a su labor en sesiones presenciales. El “tiempo docente” en los entornos de formación virtual se destina primordialmente a labores de carácter tutorial: estimular el aprendizaje, promover, monitorizar y evaluar actividades, moderar los flujos de comunicación y dinamizar el trabajo en grupo… El trabajo del docente en entornos de formación en red consiste fundamentalmente en una tarea de comunicación, pero en este proceso se generan dinámicas diferentes a las habituales en la formación presencial en un entorno de aula, tal como se pondrá de manifiesto en los siguientes capítulos.


Figura 2. Interacción, factor humano y tutoría


Así pues, la actividad docente por excelencia en entornos virtuales es la función tutorial. Pero, ¿qué es exactamente un tutor online?


Figura 3. Definición de tutor online


En la próxima sección analizaremos cuáles son las funciones que puede desempeñar un docente en su papel de tutor en entornos de eLearning, de modo que sea posible definir qué es y qué puede hacer un docente para desarrollar correctamente su labor en este tipo de soportes tecnológicos.

 

GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning. Universidad de Salamanca