Para hacer mejores fotos no tienes que correr a comprarte un modelo superior al que ya tienes. Lo primero que debes hacer es aprender a mirar.
Coge tu cámara y mira aquello que desees inmortalizar. En primer lugar, no dispares a toda prisa. Pulsa el disparador en dos tiempos, de manera que la cámara pueda enfocar y de esta forma evites que la imagen quede borrosa. Os aseguramos que la mayor parte de las fotos que se descartan se deben a un error de este tipo. Además, disparar en dos tiempos te permite verificar que no haya objetos extraños en la imagen: un dedo que se cuela, tu sombra, un elemento extraño...
Pulsar en dos tiempos permite además que mejoremos la composición: podemos decidir si acercarnos más al motivo, si desplazarlo del centro de la imagen, si cambiar el ángulo... Pequeñas decisiones que con un poco de práctica se toman sobre la marcha y evitan hacer fotos aburridas, repetitivas. Por ello es imprescindible que practiques muchísimo hasta controlar totalmente el disparador y sobre todo hasta que aprendas a ver la imagen que realmente quieres conseguir.
Uno de los consejos que suelen dar los fotógrafos avanzados es acercarse al tema, de manera que en la pantalla o el visor se destaque exactamente aquello que te interesa. Esto es, encuadra para mostrar lo interesante y para quitar lo que distraiga o moleste. La fotografía como cualquier otro arte, es sobre todo selección: decidir qué quieres mostrar, qué vas a ocultar y qué quieres sugerir.
Aunque parece que todas las cámaras incitan a usar el formato apaisado u horizontal, prueba a girar la cámara 90º para obtener un formato vertical: la imagen cobrará más fuerza, especialmente en retratos. No olvides que existen otros ángulos y que un formato cuadrado puede dar imágenes interesantísimas, aunque con esto puede experimentar también a la hora de editar la imagen.
Por último, un fondo confuso distrae mientras que fondos limpios, con pocos elementos guían la vista hacia aquello que queremos destacar.